Cómo hacer que un edificio antiguo sea eficiente desde el punto de vista energético

Introducción

La eficiencia energética de los edificios antiguos es un tema de creciente importancia, especialmente en un contexto de cambio climático y aumento de los costos de energía. Muchos edificios construidos antes de los años 80 no fueron diseñados con la eficiencia energética en mente, lo que significa que consumen mucha más energía de la que sería necesaria con las tecnologías modernas. Este artículo explora cómo hacer que un edificio antiguo sea eficiente desde el punto de vista energético, utilizando el ejemplo de una escuela de 1976 en la provincia de Milán.

Diagnóstico inicial

Antes de emprender cualquier intervención, es esencial evaluar el estado actual del edificio. En el caso de la escuela, el consumo energético inicial era de 45,5 Tep (Toneladas equivalentes de petróleo) al año. Este elevado consumo se debía a la baja calidad del aislamiento térmico y a la ineficiencia de los sistemas de calefacción y refrigeración.

Intervenciones de aislamiento térmico

Aislamiento térmico exterior

Una de las primeras intervenciones realizadas fue la aplicación de un aislamiento térmico exterior. Esto consiste en revestir las paredes exteriores del edificio con paneles aislantes. Los paneles utilizados en la escuela tenían un espesor variable entre 2 y 20 cm, dependiendo del material y de la zona climática. Esta intervención redujo significativamente la pérdida de calor, manteniendo el calor dentro durante el invierno y fuera durante el verano.

Insuflado

El insuflado térmico es otro método efectivo para mejorar el aislamiento térmico. Esta intervención implica inyectar material aislante en la cámara de aire, el espacio vacío entre las paredes internas y externas del edificio. Los edificios construidos entre los años 60 y 90 a menudo tienen estas cámaras de aire, lo que hace que el insuflado sea una solución viable. En la escuela, esto mejoró aún más la eficiencia del aislamiento.

Ventanas y techo

Se instalaron ventanas de PVC con vidrios de control solar para mejorar el aislamiento térmico de las ventanas. Además, el viejo techo de chapa metálica fue reemplazado por paneles sándwich aislantes, que ofrecen un mejor aislamiento. Estos paneles están compuestos por una capa aislante entre dos capas de material resistente, proporcionando una protección térmica adicional.

Gestión de la energía

Paneles solares y fotovoltaicos

Para hacer que la escuela sea energéticamente autosuficiente, se instalaron paneles solares térmicos y un sistema fotovoltaico de 100 kW. Los paneles solares térmicos producen agua caliente utilizando la energía solar, mientras que el sistema fotovoltaico genera energía eléctrica. Estos sistemas reducen la dependencia de la energía producida por fuentes fósiles, contribuyendo a reducir las emisiones de CO2.

Bombas de calor

Se instalaron tres bombas de calor eficientes para la calefacción y la refrigeración del edificio. Las bombas de calor son dispositivos altamente eficientes que transfieren el calor de un ambiente a otro, reduciendo el consumo de energía en comparación con los sistemas tradicionales de calefacción y refrigeración.

Resultados

Gracias a estas intervenciones, el consumo energético de la escuela se redujo de 45,5 Tep a 7,73 Tep al año, un ahorro de aproximadamente el 80%. Esto convirtió el edificio en un NZEB (Edificio de Energía Casi Nula). Además, las emisiones de CO2 se redujeron en aproximadamente 108 toneladas al año, contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático.

Conclusiones

Hacer que un edificio antiguo sea eficiente desde el punto de vista energético no solo es posible, sino que también es altamente beneficioso desde el punto de vista económico y ambiental. Intervenciones como el aislamiento térmico, la instalación de paneles solares y fotovoltaicos, y el uso de bombas de calor pueden transformar un edificio de alto consumo energético en uno de bajo consumo, con ahorros consecuentes en las facturas y una reducción de las emisiones de CO2. El ejemplo de la escuela de Milán demuestra cómo, con las intervenciones adecuadas, es posible lograr mejoras significativas en la eficiencia energética.

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